La muerte de sindicalistas
en Colombia, para la historia universal de la infamia
*A
propósito de la presentación del libro “Violencia contra el sindicalismo,
1984-2010”
Por
Roberto Romero Ospina, fuente e l Centro de Memoria
Roberto Romero |
BOGOTA / 2012-08-18 / Bueno, que el propio
gobierno nacional participe en una investigación sobre los crímenes contra el
movimiento sindical y además avale un libro de más de 400 páginas, donde se
recopilan las violaciones a los derechos humanos en este sector en el periodo
1984-2010, ya es un paso importante.
Así lo
registraron los investigadores Mauricio Archila y Ricardo Sánchez, el director
de la Comisión Colombiana de Juristas, Gustavo Gallón y el presidente nacional
de la CUT, Domingo Tovar en el evento de presentación del texto este 16 de
agosto en el Cinep.
Sin embargo,
el resultado de la sesuda pesquisa, que embargó casi dos años de trabajo en los
que fue parte fundamental el Programas de
Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD y la Presidencia de la República,
ya comenzó a ser cuestionado, incluso por los mismos que contribuyeron a la
indagación.
Los sectores más golpeados
Domingo Tovar |
Antes de
adentrarnos en el examen de las críticas, es conveniente una mínima
presentación de la obra. Ella se divide en siete grandes capítulos que recogen
las áreas laborales más violentadas en estos 26 años que resume el trabajo.
Se trata de
los sectores del banano, cemento, palma aceitera, alimentos, salud pública,
magisterio y petróleo.
Las cifras
demuestran que el arrasamiento de los sindicatos bananeros y cementeros no ha
tenido antecedentes en Colombia. Aquí está todo el drama de Urabá, que desde
1985 conoció la barbarie en centenares de plantaciones con decenas de muertos,
en especial de líderes sindicales. Y qué decir de los trabajadores del cemento,
en especial los del Magdalena Medio.
En los dos casos, paramilitares, con el auspicio de grandes empresarios
y agentes del Estado, orquestaron una razzia de exterminio sin nombre.
Detenerse
sobre lo que pasó en estas dos regiones demandaría decenas de página. La lista de
los muertos, entre ellos los más destacados cuadros obreros, cuya preparación
les demandó años, llenaría cuadernos enteros.
Un sindicalista asesinado
cada 72 horas
El libro
señala que en el lapso escudriñado, las violaciones a los derechos humanos en
el movimiento sindical fueron 4785 y los muertos 3000. Es decir, 125
atropellos, uno cada tercer día, y 115 asesinatos por año: un muerto cada 72
horas. ¿Habrá en el mundo un cuadro igual de aniquilamiento social?
“Solo en lo
que va corrido en 2012 ya van 13 sindicalistas muertos”, recordó en el foro, el
presidente de la CUT, Domingo Tovar
La torta de
las cifras macabras que trae el libro da cuenta del reparto de los autores de
estos crímenes y violaciones:
AUTORES:
|
ASESINATOS
|
Fuerzas Armadas y Policía
|
518
|
Fiscalía
|
80
|
DAS
|
20
|
Sin identificar
|
1874
|
Paramilitares
|
1932
|
Guerrilla
|
207
|
grupos sin identificar
|
68
|
Sicarios
|
71
|
Llama la
atención que entre militares, policías, paramilitares, DAS y Fiscalía
correspondan 2550 víctimas, el 52% del total. Pero llama aun más la atención
que 1874 casos se remitan a un extraño: “sin autor conocido”.
La Fiscalía o el reino de
la impunidad
¿Cómo es
posible que la Fiscalía, en un casi 40% de los atentados contra el movimiento
sindical no tenga la más remota idea de los autores? Así como no la tiene
tampoco en materia de muchos crímenes contra la población. El reino de la
impunidad que precisamente alienta a los criminales a perpetuar su ronda de la muerte.
Otro dato aterrador registra la
obra: la tasa de sindicalización pasó del 9.3%, del total de la población
trabajadora en 1984, al triste 4.2% en 2009. La más baja en Suramérica y una de
las peores del mundo entero.
Colombia
ostenta, pues, el mayor índice de sindicalistas asesinados en el planeta y la
más baja tasa de afiliaciones sindicales. La cifra de trabajadores que hoy
hacen parte de sindicatos, corresponde al número de asociados que había en
1944. Como si el país se hubiera estancado en 70 años.
Todo esto se
puede explicar por la política integral, sostenida y sistemática, encaminada a
demoler toda expresión organizada de los trabajadores, para que no se integren
a la lucha por sus derechos.
Lo dicen los
mismos cuadros sobre las luchas sindicales en estos años: una baja en flecha de
las movilizaciones y sobre todo, de las huelgas.
Las objeciones razonables
Y de ahí las
razonables objeciones al libro. El profesor Ricardo Sánchez, ex decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional y hoy director de estudios de
posgrado de Historia en el mismo centro, y quien, como la CUT, la CGT, la CTC ,
y el CINEP, fueron invitados a participar en los trabajos de investigación,
señaló los grandes vacios.
Indicó que
allí no se esclarecía el carácter de los crímenes contra el sindicalismo que
para él corresponde a un eje sistémico dirigido a aniquilar al movimiento
obrero, desde el empresariado y el aparato del Estado. Puso como ejemplo el DAS
como institución y no solo a sus agentes como establece el libro.
“Esto no se dice en ninguna parte de la obra, como si los crímenes
correspondieran a autores aislados, separados de toda una política programada
para arrasar al movimiento sindical”, enfatizó.
Gallón, de
la Comisión Colombiana de Juristas, tras señalar que si bien las críticas de
Sánchez eran para tener en cuenta, saludó el resultado final de la
investigación como un paso importante que debe llamar la atención del mundo
sobre lo que está pasando en el país contra el movimiento sindical.
Es más barato pagar a un
sicario
Cerró el
panel Domingo Tovar, quien subrayó que la CUT no quiso involucrarse en este
trabajo de investigación por no compartir algunos elementos metodológicos de la
misma y anuncio que la central muy pronto publicará su propio estudio sobre las
violaciones de los derechos humanos al movimiento sindical.
“Las violaciones
aquí presentadas hacen parte del conflicto interno. Son sistémicas, continúas y
programadas, con el fin de implementar el modelo de ganancia de los grandes
capitalistas, auspiciado desde el propio gobierno. El que se atraviese, lleva”,
denunció.
Tovar
declaró que es tan perverso este sistema que los empresarios prefieren pagar a
un sicario para que se elimine a un dirigente sindical, atemorizando a toda la
organización, lo que le sale mucho más barato, que embarcarse en una
negociación con un sindicato.
En el foro
quedó claro que las tesis iniciales de un sector del PNUD y del gobierno, que
planteaban que la muerte de sindicalistas también tenía que ver con una
supuesta vinculación a las guerrillas, no tenían ningún asidero y bajo la
firmeza de los investigadores, terminó siendo rechazada frontalmente y por lo
tanto no se registra en el texto.
La polémica sobre
esta investigación, apenas comienza. Los trabajadores tienen la palabra para
esclarecer, ahora que se habla tanto de reparación, estos crímenes que bien
podrían hacer parte de la obra de Jorge Luis Borges, La historia universal de
la infamia.
Los lectores interesados en ver los videos que
recogen el panel del CINEP pueden ir a: http://www.cinep.org.co/
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